Empatizador vs Sistematizador
- Alfredo Artiles from Pensando en Sistemas el Desarrollo de Producto <alfredoartiles@substack.com>
- Hidden Recipient <hidden@emailshot.io>
Empatizador vs SistematizadorEn una época en la que el product engineering y el platform engineering buscan acercar a los ingenieros a sus clientes, la empatía se convierte en una habilidad esencial.
Históricamente a quienes nos dedicamos al desarrollo de software se nos ha estereotipado como «nerds» cuya única fuente de satisfacción es comunicarnos con máquinas a través de un teclado y una pantalla monocromática. Durante mucho tiempo, yo mismo caí en la trampa de esa profecía autocumplida. Cual horóscopo, cada vez que leía algo como «eres una persona súper analítica, amante de los sistemas, que prefiere unas especificaciones claras y programarlas antes que interactuar con personas», pensaba: «Soy!». Hace ya mucho tiempo de esto. Si me leéis habitualmente, sabréis que hoy pienso todo lo contrario. Aunque me considero una persona introvertida —en el sentido de que recargo mi energía en la introspección— y algo tímida (aunque esto varía según el círculo en el que me mueva), esto no me ha impedido desarrollar la empatía como una habilidad fundamental para ejercer un rol en el que siento que estoy gran parte del tiempo fuera de mi zona de confort. Durante mucho tiempo pensé que mi inclinación natural hacia la reflexión interna era incompatible con habilidades como la empatía, que requieren conectar con los demás. Pero aprendí que la introversión y la empatía no están en conflicto; al contrario, la introspección puede ser una herramienta poderosa para cultivar una comprensión más profunda de las emociones, tanto propias como ajenas. La empatía no es una cualidad fija; todos la experimentamos en distintos grados y formas. Incluso en el caso de personas con diagnósticos dentro del espectro autista, la empatía no está ausente, sino que puede manifestarse de maneras diferentes, como una mayor sensibilidad emocional o ciertos desafíos en interpretar señales sociales. En fin, creo que la empatía es una habilidad que, como cualquier otra, se puede desarrollar con práctica deliberada y atención. En el ámbito del desarrollo de productos digitales, esta habilidad es clave no solo para entender mejor a los usuarios, sino también para construir equipos más colaborativos y humanos. Ya exploré este tema en profundidad cuando hablé sobre Empathy-Driven Development. Teoría de empatía-sistematizaciónHoy vuelvo a tocar este tema porque, mientras leía La mente de los justos de Jonathan Haidt, me encontré con la teoría de empatía-sistematización desarrollada por el psicólogo británico Simon Baron-Cohen. Esta teoría busca explicar las diferencias cognitivas entre individuos, especialmente en relación con el autismo y las diferencias de género. Aunque no está exenta de críticas —como simplificar en exceso las diferencias individuales o perpetuar ciertos sesgos de género—, no pretendo entrar en esos debates aquí. Lo que me interesa es cómo este marco puede servir para reflexionar sobre la empatía, especialmente en el contexto del desarrollo de productos y equipos. Y es que cualquier idea que nos aleje del pensamiento binario me resulta interesante. Como vimos al hablar de homeostasis, «en la dosis está el veneno»: el equilibrio es clave, y para alcanzarlo necesitamos pensar en dimensiones continuas en lugar de dicotomías rígidas. Esto es precisamente lo que me atrajo del marco de Baron-Cohen. Para entender las diferencias cognitivas entre las personas, propone dos dimensiones que forman un continuo:
EmpatíaLa empatía es la capacidad y el impulso para identificar los pensamientos y sentimientos de otras personas, comprenderlos y responder de manera adecuada. Implica:
Si prefieres la ficción a la no ficción, o disfrutas de conversaciones sobre personas que no conoces, es probable que tengas un nivel de empatía por encima del promedio. SistematizaciónLa sistematización, por otro lado, es la habilidad para analizar y construir sistemas basados en reglas. Es el impulso de identificar las variables de un sistema y derivar las reglas que gobiernan su comportamiento. Implica:
Si eres bueno interpretando mapas o manuales de instrucciones, o disfrutas descubriendo cómo funcionan las máquinas, es probable que tengas un nivel alto de sistematización. El peligro de los extremosTodos estamos en algún punto de esta escala, donde los extremos rara vez son efectivos. Si pasas todo el día angustiado por empatizar excesivamente con usuarios porque una pantalla tarda más de un segundo en cargar, quizá necesites replantearte las prioridades. Del mismo modo, alguien completamente analítico, desprovisto de empatía hacia el mundo que le rodea, tendría serias dificultades para integrarse en la sociedad o en un equipo. Haidt rescata la teoría de empatía-sistematización para criticar la filosofía moral excesivamente racionalista, señalando que la psicología moral necesita observación y empatía para comprender cómo funciona realmente la mente humana. Según Haidt, durante el siglo XIX el pensamiento moral se alejó de enfoques más empáticos y holísticos, como el sentimentalismo de Hume, hacia teorías más analíticas y sistemáticas, como el utilitarismo y la deontología. Por un lado, Jeremy Bentham, fundador del utilitarismo, propuso que todas las acciones deben maximizar la felicidad total, medida mediante su famoso «cálculo felicific».
Bentham exhibió altos niveles de sistematización y baja empatía, características que algunos expertos asocian al síndrome de Asperger. Su enfoque excesivamente racional lo llevó a descuidar aspectos más subjetivos de la experiencia humana, lo que le valió críticas incluso de contemporáneos como John Stuart Mill. Por otro lado, Immanuel Kant, creador del imperativo categórico, buscó una moralidad universal basada en la razón, eliminando la influencia de los sentimientos subjetivos. Kant propuso una regla abstracta de la cual, según él, derivarían todas las demás reglas morales válidas. La llamó el imperativo categórico:
Mientras leía sobre esto, no podía evitar pensar: ¿y si estamos dejando el desarrollo de software en manos de sistematizadores extremos (o sistematizadores por autoconvencimiento) incapaces de empatizar, no solo con los consumidores de su software, sino también con el ecosistema, los demás actores y los sistemas que impactamos con nuestras decisiones? ¿Tenemos capacidad para cambiar algo de esto?Daniel Nettle, profesor de neurociencia de la conducta en la Universidad de Newcastle, publicó en 2007 un artículo donde replicaba y ampliaba los hallazgos de Baron-Cohen, argumentando que la sistematización y la empatía son funciones biológicas más que simples rasgos de personalidad. Esto sugiere que nuestras inclinaciones hacia una u otra dimensión pueden estar en parte predeterminadas. Sin embargo, esto no significa que no podamos trabajar en desarrollar habilidades complementarias. En mi caso particular, he aprendido que es posible moldear la empatía a través de la práctica deliberada, lo que me lleva a pensar que, aunque haya una predisposición biológica, el contexto, el aprendizaje y la intención tienen un papel clave en cómo estas funciones se manifiestan en la práctica. En el término medio está la virtudNo creo que ser más sistematizador que empatizador sea algo intrínsecamente malo, ni lo contrario. Ambos perfiles tienen ventajas, y lo importante es encontrar el equilibrio adecuado. En este sentido, la tendencia actual hacia un enfoque de product engineering requiere un equilibrio perfecto entre sistematización y empatía. Por ejemplo, los equipos de sistemas —mal llamados DevOps— han sido estereotipados históricamente como equipos de «puros sistematizadores». Sin embargo, la evolución hacia el platform engineering, con un enfoque en plataforma como producto, exige una dosis considerable de empatía con sus clientes, que en este caso son otros equipos dentro de la organización. Entender sus necesidades, frustraciones y flujos de trabajo es tan importante como crear herramientas técnicamente sólidas. Huyendo de los extremos, hay espacio para todo el espectro. Lo importante no es dónde se encuentra cada individuo, sino lograr una combinación adecuada a nivel de equipo. Un equipo balanceado, que incluya perspectivas tanto empáticas como sistemáticas, es más capaz de afrontar los desafíos complejos de desarrollar productos. Hasta aquí por hoy. Este es el último artículo del año; me tomaré un descanso hasta después de Reyes. Espero desconectar todo lo que pueda para volver con las pilas cargadas. Felices fiestas y esas cosas que se dicen :-). |