De Don Draper a la IA: lecciones del fiasco del último anuncio de Coca-Cola
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De Don Draper a la IA: lecciones del fiasco del último anuncio de Coca-ColaCoca-Cola ha querido innovar con la inteligencia artificial generativa y el resultado ha sido un anuncio lleno de incoherencias y carente de alma.El último episodio de Mad Men es historia de la televisión. Si no lo has visto, te advierto que viene un spoiler. Don Draper, protagonista de la serie, está en caída libre. Ha hecho fracasar todas sus relaciones. Su exmujer, y madre de sus hijos, está enferma terminal de cáncer. Su hija mayor lidia con ello, sabiendo que no puede contar con su padre. Un día, tras una reunión en la prestigiosa firma publicitaria donde trabaja, McCann Erickson, Draper se lanza a la carretera y comienza a conducir hacia la costa oeste de EE.UU., dejando todo atrás. En su recorrido visita a un familiar en Los Ángeles, quien, viendo lo roto que está, le pide que le acompañe a una comunidad estilo hippie donde realizan retiros espirituales de meditación, terapia y sanación. En una de las sesiones, nuestro protagonista se quiebra cuando uno de los participantes describe cómo se siente invisible para su familia, sus compañeros de trabajo, para todo el mundo: “I’ve never been interesting to anybody.” Draper se levanta y le da un abrazo mientras parece estar a punto de llorar. A la mañana siguiente, Draper participa en una sesión de meditación al aire libre. Mientras el sol ilumina su rostro, parece alcanzar una revelación interior: una leve sonrisa se dibuja en sus labios, como si hubiera encontrado por fin la paz que buscaba. En ese instante, la escena se funde con el legendario anuncio de 1971 “I’d Like to Buy the World a Coke”, precisamente de la agencia McCann Erickson. El anuncio, uno de los más famosos de todos los tiempos, muestra a un grupo multicultural de jóvenes cantando a coro una canción sobre una verde colina italiana: Fue un absoluto éxito por varias razones:
Y es un cierre perfecto para Mad Men. Porque, aunque el final se puede interpretar de varias maneras, yo prefiero pensar que Draper encontró la paz y acto seguido decidió vendérsela a una marca de refrescos en forma de anuncio. ¿Qué te ha pasado, Coca-Cola?Avanzando a 2025, la misma empresa responsable de decenas de anuncios que todos recordamos con nostalgia, ha lanzado uno que es puro AI-slop. El anuncio muestra una hilera de camiones de Coca-Cola (que van mutando a lo largo del trayecto) recorriendo una carretera de montaña al ritmo de “Holidays Are Coming.” A su paso, animales de todos los tipos, incluyendo pingüinos y focas (¿por qué no?), acuden a observarlos. El destino final es un pueblo donde los habitantes les reciben expectantes (tan expectantes que en el segundo 50 cortan lo que iba a ser muy probablemente un atropello). Lo de los camiones es tan palmario, que Dino Burbidge, un especialista en innovación, llegó a hacer esta infografía documentando todos los que salen. Ojo a las ruedas. Los tres comentarios más populares al vídeo en Youtube dan buena muestra de cuál ha sido la recepción de la campaña:
El anuncio, en el que participaron más de 100 personas y para el cual se generaron más de 70.000 piezas de vídeo según leemos en The Verge, pone de manifiesto uno de los principales problemas de la IA generativa: la dificultad de mantener la consistencia entre vídeos. Si la tecnología no está lista, ¿por qué Coca-Cola lanzaría algo así? El Wall Street Journal recoge declaraciones de su CMO, Manolo Arroyo, en las que aduce a las razones típicas: coste y tiempo.
Es probable que hayan ahorrado tiempo y dinero. Pero, ¿les ha compensado? Más aún sabiendo que el coste de producción de un anuncio es insignificante comparado con el de comprar los espacios publicitarios donde se emite. Probablemente haya otras razones, como el intentar estar a la vanguardia de la publicidad. Al fin y al cabo, la campaña de 1971 fue precisamente eso, un movimiento arriesgado adelantado a su tiempo y que resultó ser un éxito como bien podía haber sido un fracaso. Lo que siempre sorprende en estos casos es que nadie evitara que el anuncio viera la luz. Una cosa es querer estar a la vanguardia y hacer el experimento de crearlo, y otra muy distinta lanzarlo al público cuando sabes que no tiene la calidad adecuada. En un entorno además, donde muchísimas personas críticas con el uso de la Inteligencia Artificial están literalmente con el cuchillo en los dientes esperando su oportunidad para asesinarte en cuanto te equivoques. Por qué la gente odia la IA y la dictadura de las minoríasNo sé si vosotros lo notáis, pero en Internet empieza a haber un movimiento minoritario, pero muy ruidoso en contra del uso de la inteligencia artificial en entornos creativos. En el fondo tiene sentido que, cuando una tecnología amenaza algo tan inherentemente humano como es el arte, una parte de la humanidad se rebele. La creación ha sido, durante siglos, una forma de afirmar nuestra identidad: lo que sentimos, lo que imaginamos, lo que nos duele. Ver que una máquina puede imitar ese proceso en segundos provoca una mezcla de fascinación y miedo. Fascinación por su potencia, miedo por lo que implica: ¿y si lo que considerábamos exclusivamente humano ya no lo es tanto? Además, hay algo más profundo que una simple resistencia al cambio. Detrás del rechazo hay una sensación de pérdida de control, de que el arte, ese espacio de expresión y libertad, empieza a estar mediado por algoritmos, datos y empresas. Empresas, que además, están utilizando la IA para reemplazar empleos humanos. Esta oposición frontal por parte de un grupo minoritario es algo que las empresas deberían tener muy en cuenta a la hora de posicionarse en el uso de la Inteligencia Artificial. Nassim Nicolas Taleb, en el capítulo The Most Intolerant Wins: The Dictatorship of the Small Minority de su libro Skin in the Game explica por qué. Taleb sostiene que, en muchos sistemas sociales y económicos, no es la mayoría la que dicta las reglas, sino una minoría que no transige. Por ejemplo: si un pequeño grupo solo acepta productos halal, kosher o sin gluten, y la mayoría no se opone firmemente a consumirlos, toda la producción tenderá a adaptarse a esa minoría, porque es más eficiente uniformar la oferta que hacer versiones separadas. La lógica es que la rigidez vence a la flexibilidad: una persona intolerante nunca cederá, mientras que una persona tolerante sí puede aceptar la opción de la otra parte. Con el tiempo, la opción del grupo más exigente se convierte en la norma general, no por fuerza, sino por conveniencia estructural. Aplicado al tema que nos ocupa, si un pequeño grupo de gente se opone sistemáticamente al uso de la Inteligencia Artificial en entornos creativos y hace muchísimo ruido cada vez que se abusa de ella, a las empresas les saldrá más a cuenta no utilizarla que exponerse al escarnio público. ConclusionesNo podemos saber los verdaderos motivos que han llevado a Coca-Cola a lanzar este anuncio. Quizás sea todo una estrategia para que se hable (¿mal?) de la marca. Quizás a su público objetivo no le importe lo más mínimo. Quizás tengan tal monopolio en la distribución que realmente piensen que no importa bajar la calidad de la publicidad si se ahorran unos dólares. O quizás sea un movimiento de cara a los mercados para subirse a la tendencia IA. Lo que sí sabemos es que, 50 años después de que Don Draper encontrara la iluminación en la ficción, y McCann Erickson creara un anuncio que trascendió al producto e inspiró a toda una generación, Coca-Cola ha descubierto que la IA todavía no es capaz de sintetizar la emoción. En ocasiones, innovar, es también saber cuándo no usar la última tecnología. Invita a tus amigos y gana recompensasSi te gusta Estrategia de Producto, compártelo con tus amigos y gana recompensas cuando se suscriban. |
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